sábado, 15 de febrero de 2014

AMOR Y LITERATURA



   De nuevo en febrero se respira un revuelo de encargos al franquear la entrada al Instituto: recados de amor que volarán  de clase en clase, claveles en la mano, en el pupitre darán un color diferente al Instituto.
   Es San Valentín. Los comercios mejorarán un poquito su balance, fatalmente liderados por los grandes almacenes.
 
   La Biblioteca aprovecha el tirón y exhibe todo tipo de títulos de trasfondo amoroso.
   A alguien se le ha ocurrido preguntar a los profesores por el libro de amor que primero se les viene a la cabeza. Su primera reacción es de bloqueo; piden tiempo para elegir bien, pero casi todos inmediatamente nos dan un título. Con ellos señalaremos una pequeña sección en la exposición.
   La cosa, no obstante, no termina ahí. La encuesta suscita conversaciones emocionadas sobre el asunto: recuerdos de primeras lecturas, lagunas que uno mismo no se perdona y planea rellenar en cuanto tenga un respiro para volver a leer. La conversación trasciende la jornada escolar y se lleva a tertulias de amigos en el fin de semana: el lunes cosechamos nuevos preciosos títulos.

   Estrujamos el catálogo de la Biblioteca: los años dedicados a incluir descriptores (¡gracias, profesores de estos doce años de Seminarios de hormiguitas!), dan su fruto.
Tecleamos la palabra.
AMOR.
Y obtenemos una larga relación, con la signatura que nos ayudará a buscarlos entre los 23.000 ejemplares de nuestros estantes. Poesía, novelas, juveniles, clásicos grecolatinos, filósofos que hablan de amor, películas...

   Buscamos los ejemplares entre profesores y alumnos ayudantes. Estos últimos hacen sus propias aportaciones:"¡Profe, hemos sacado también estos otros libros que habías olvidado! ¡Son los típicos!"  Aprobamos la iniciativa y reconocemos que no son precisamente de nuestro gusto. ¡La eterna duda del bibliotecario, del profesor!
   Los títulos expuestos dan de nuevo motivo de comentario, y unos, pocos, arrastran a otros que aún no tenemos con el descriptor.

  Preparamos a toda velocidad papeletas con poemas recopilados otros cursos (Del amor y otros demonios, la tertulia nocturna de aquel año, nos evoca momentos y personas mágicas. No encontramos la selección de aquella maravillosa Cueva de los prodigios), y los ofrecemos acompañados de pegatinas de corazones de colores y sellamos, también con corazones, manos y mejillas que se ofrecen entusiastas. Sonrisas. Hasta que damos con el profesor de Biología, que nos recrimina: ¡el corazón no tiene esa forma! Es su batalla cuando pide a sus alumnos que se lo dibujen. Begoña de la cafetería anima el café con su pregunta ¿Qué es eso de 'casida' que titula el poema de Lorca que ha elegido de la cesta? Inmediatamente nos lo aclara el profesor de Literatura Universal: es un tipo de poema  árabe antiguo, de Persia concretamente.

   La profesora de Cultura Clásica lleva a su clase Dafnis y Cloe, de Longo: nunca falla el relato de los dos pastores que descubren el amor sin que nadie les haya hablado jamás de su existencia. Tras un rato de serena lectura, siete alumnas quieren seguir leyéndolo en su casa.

   Los Alumnos Involucrados de la Asociación llevan toda la mañana repartiendo los claveles encargados, y traen a la biblioteca un precioso ramo de claveles teñidos del verde que es desde hace tres cursos nuestra bandera.

SE HABLA DE AMOR. SE HABLA DE LITERATURA.

Terminado el día, un amigo bibliotecario nos envía desde Íscar este poema. Si lo hubiéramos tenido antes...

Estabas a mi lado
y más próxima a mí que mis sentidos.

Hablabas desde dentro del amor,
armada de su luz.
Nunca palabras
de amor más puras respirara.

. . . . . . . . . . . . . . . 

JOSÉ ÁNGEL VALENTE: Esta imagen de ti



No hay comentarios:

Publicar un comentario