lunes, 1 de noviembre de 2010

Discurso de Chema Caballero en los Premios UNICEF 2010


Hace unos días en el telediario de las 15:00 h., Antena 3 dio la noticia en portada, ampliada después en la sección de Cultura, de una modelo brasileña presentando un sujetador de la firma Victoria's Secret. El comentario era de admiración: más de dos mil diamantes en un sujetador valorado en miles de euros.
Ninguna alusión a tamaño derroche en la actual situación de crisis.
Ninguna referencia a la pobreza extrema de tantas zonas de la tierra.
No hubo mención a la procedencia de los diamantes, a las guerras que provoca su posesión, al dolor, a las mutilaciones, a los niños soldados, a las niñas esclavas, a la miseria, a la crueldad, que el curso pasado estuvimos tratando en nuestro Instituto.
También publicaron la noticia en un programa del corazón de TVE1, e imagino que en todas las cadenas y medios de comunicación. El público se queda admirado ante la belleza de esa mujer, y las mentes anestesiadas no se cuestionan lo que hay detrás.

Unos días antes, UNICEF había entregado su Premio Internacional España 2010 “Los Niños Primero” a Chema Caballero, el misionero javeriano que ha pasado tres lustros entregado a la rehabilitación de menores soldados en Sierra Leona. La noticia no tuvo gran repercusión. Tampoco el discurso de Chema al recibirlo. No interesa. O, quizá, interesa que no se divulgue, porque ante lo que él denuncia no hay modo de permanecer tranquilos. Es nuestro Texto de la Semana:
Quiero dar las gracias por la concesión de este premio. Es para mí un honor recibirlo y un empuje para seguir trabajando por los jóvenes de Sierra Leona.
Quiero aprovechar esta ocasión para recordar que, aunque en Sierra Leona, después de ocho años de paz, ya no existan menores soldados, en muchas otras partes del mundo sí que hay niños y niñas que son forzados a ser soldados o esclavas sexuales. Posiblemente, en este mismo momento, mientras hablo, en algún lugar del mundo se estén secuestrando niños y niñas para obligarlos a realizar estas funciones.
No olvidemos que si en África existen menores soldados y niñas esclavas sexuales se debe, principalmente, a dos motivos:
1. Occidente ve a África como el lugar donde conseguir las materias primas que necesita para mantener su bienestar: fueron los diamantes de sangre en Sierra Leona, como lo es, hoy día, el coltan de la R.D. del Congo, el petróleo en el sur de Sudán, de Darfur, de la República Centroafricana o del Chad, el uranio de Níger, etc.
Para ello, nuestros gobiernos y nuestras empresas no dudan en utilizar cualquier medio a su alcance, incluyendo la promoción y mantenimiento de guerras, para conseguir estas materias primas. Toda la ayuda a la cooperación que nuestros países destinan a África, incluido el Plan África del gobierno español, va destinada a conseguir que nuestras empresas tengan acceso a esas materias primas (o a frenar a los inmigrantes pobres). Así empresas como REPSOL, PESCANOVA, y tantas otras, dictan la política exterior española hacia África.
2. Las armas que se utilizan en las guerras africanas y que llevan los menores soldados, no se fabrican en ese continente, sino en Occidente, incluyendo a España. No olvidemos que nuestro país es el primer exportador de armas ligeras y municiones al África subsahariana.
Por eso, me permito recordar a todos los presentes, especialmente a UNICEF que los proyectos de rehabilitación y reinserción de menores soldados que se están llevando a cabo en tantos países del mundo son meros parches que nunca terminarán con el problema. Tenemos que unir fuerzas para obligar a nuestros gobiernos y empresas a que cambien su política hacia África, aunque eso suponga que nosotros tengamos que renunciar a parte de nuestro bienestar.
Pero gracias a esa renuncia millones de personas, entre ellas los menores soldados, salvarán sus vidas.
Gracias.

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